Navegar a las Islas salvajes. Entre olas, ballenas y pardelas…

La primera vez que escuche hablar sobre las Islas Salvajes tenia unos pocos años de vida, formaron parte de mi infancia como un lugar frecuentado por piratas y aventureros, una especie de lugar mitológico como la antigua Atlántida. Durante mi adolescencia, volví a oír hablar de ellas como un lugar frecuentado por naturalistas canarios y maderenses con el objeto de conocer la vida secreta de las miles de aves marinas que crían en este lugar. A partir de ese momento comencé a devorar información sobre estas enigmáticas islas y a soñar con poder ir algún día a ese lugar.

No fue hasta el año 2009 que pude ir por primera vez, después de varios intentos fallidos… Hasta ahora hemos realizado un total de cuatro travesías en barco entre la isla de Tenerife y dicho archipiélago de mano de Birding Canarias empresa que gestiono, usando para ello veleros de 14 metros de eslora, desplazando grupos reducidos de entre cinco y siete observadores durante dos días de navegación y otros dos de visita a las principales islas para conocer su rica biodiversidad y la gestión de uno de los enclaves mejor conservados de la Macaronesia. La actividad principal ha sido el seawatching, consistente en la observación mediante binoculares de las aves que se acercan al barco durante su vuelo errático sobre el océano a lo largo de los 175 kilómetros de travesía, distancia entre Tenerife y Salvaje Grande.  En ocasiones usamos atrayentes realizados con productos naturales, principalmente peces descompuestos, aceites de pescado y restos de pan con el objeto de facilitar la observación de las aves, principalmente especies raras como los paiños y petreles (genero Pterodroma). El uso de estos atrayentes de forma esporádica es una actividad muy generalizada, que aparentemente no genera ningún efecto negativo en las aves.

El desembarco durante el día y por unas horas en las islas, siempre que las autoridades portuguesas lo permitan, se realiza con el objetivo de disfrutar de la belleza del entorno natural que presenta un territorio tan bien conservado y en constante estudio, siguiendo estrictamente la normativa del Reserva Natural das Ilhas Selvagens. Las noches se pasan a bordo del barco que queda fondeado en la Bahía das Cagarras (Bahía de las Pardelas), donde el espectáculo de miles de estas fascinantes aves sobre nuestras cabezas hace de la experiencia algo único e imposible de sentir en otro lugar del mundo.

Las islas Salvajes

Las islas Salvajes son un pequeño archipiélago  portugués deshabitado formado por tres islas, Salvaje Grande, Salvaje Pequeña (también conocida como Pitón Grande) y el Islote de Fora o Salvajita, y seis reducidos islotes que en marea alta quedan sumergidos y que suponían un peligro para la navegación en tiempos no tan remotos, problema perfectamente solventado con la actual cartografía y sobre todo con la instalación de dos faros en Salvaje Grande y Salvaje Pequeña. Está situado a 290 kilómetros de Madeira, a 175 kilómetros de Canarias y a 575 de la costa de Marruecos. Tiene un clima árido, (menos de 500 mm de lluvia al año) estando afectado por los casi constantes vientos alisios y por la influencia marina, factores que le otorgan un aspecto desolado semidesértico.

A pesar de su reducido tamaño, en las islas se han citado 114 especies de plantas vasculares autóctonas, con 11 especies y 3 subespecies vegetales endémicas. Destaca el alto grado de endemicidad y de fragilidad, siendo Salvajes el límite de distribución de determinadas especies. Además se han citado 3 helechos, 9 musgos y 3 hongos y 25 líquenes, que podemos observar la mayor parte del año.

Las islas poseen indudables valores naturales, tanto en tierra como bajo el mar, sus aguas poseen un rico ecosistema marino en el que se han identificado más de 170 taxones vegetales, 135 moluscos y 60 peces litorales. Además de varias especies de cetáceos, tortugas marinas y peces pelágicos, que frecuentan sus aguas durante periodos determinados del año.

Aves marinas nidificantes en Salvajes y Canarias.

La isla de Salvaje Grande alberga una población de algo más de 25.000 parejas reproductoras de pardela cenicienta (Calonetris diomedea), una de las más grandes conocidas para la especie junto a la de la islote de Alegranza, al norte de Lanzarote, y en aumento y buen estado de conservación tras las intensas cacerías que diezmaron las colonias hasta principios de los setenta. Durante los meses estivales en las islas también se reproducen el petrel de Bulwer (Bulweria bulwerii) con unas 5.000 parejas y el paiño pechialbo (Pelagodroma marina), que posee en Salvaje Pequeña la mayor colonia del planeta, a pesar de que este lugar sea su límite norte de distribución a nivel mundial, con una población superior a las 32.000 parejas. Durante el invierno buena parte de estas aves permanecen en el atlántico sur, disminuyendo la actividad ornitológica en la isla; en estas fechas se reproducen la pardela chica macaronesica (Puffinus baroli), un endemismo de la región, y el raro paiño de Madeira (Oceanodroma castro), que puede poseer importantes efectivos en las islas.

Esta abundancia de especies pelágicas genera una gran actividad entorno a las islas, quedando manifiesta en la infinidad de observaciones que hemos hecho durante las diferentes travesías realizadas.

Además, durante los últimos años se han hecho habituales las observaciones de ejemplares solitarios de rabijunco etéreo (Phaethon aetereus) en aguas cercanas a Salvajes, lo que podría indicar su posible reproducción en ellas, a pesar de que en la región ha sido citada como reproductora hasta el momento tan solo en las islas de El Hierro y Lanzarote. El aumento de citas en Canarias y Salvajes puede estar relacionado con un proceso de tropicalización de las aguas del entorno de Canarias ligado al cambio climático global, como ya indican algunos autores.

También, durante la visita realizada en junio de 2011, pudimos observar uno de los miembros de la única pareja de charrán sombrio (Sterna fuscata) que al parecer se reproduce con asiduidad. Esta localidad junto a las islas Azores, son las dos únicas zonas de cría conocida en todo el Paleártico hasta el momento. Durante esa misma visita observamos varios ejemplares de charranes rosados (Sterna dougalli) pertenecientes a la colonia de Salvaje Pequeña y Salvajita. Una especie que al parecer fue abundante en la región y que en las últimas décadas ha desaparecido de Canarias aparentemente por la transformación y destrucción de la franja costera y otros factores ambientales, criando en El Hierro por última vez en los años ochenta y manteniendo en la actualidad una reducida población en la isla de Madeira.

Algo más abundantes han sido las observaciones de charrán común (Sterna hirundo) que poseen poblaciones reproductoras en ambos Archipiélagos, al parecer algo más de una treintena de parejas entre Salvaje Pequeña y Salvajita, y en Canarias unas treinta parejas distribuidas en las islas centro-occidentales, principalmente en la isla de La Palma. Estas aves de comportamiento migratorio permanecen en las islas entre los meses de mayo y finales de agosto, para luego migrar hacia el sur siguiendo contingentes migratorios muchos más norteños, que realizan un destacado paso, en especial durante las primeras semanas de septiembre. Este importante paso ya ha sido descrito para el charrán ártico (Sterna paradisae), ya que mediante el uso de emisores vía satélite se ha podido comprobar que algunos de los ejemplares que criaban en Holanda, Islandia y Groenlandia pasan por las aguas cercanas a las islas occidentales del archipiélago Canario y Salvajes durante su migración postnupcial.

En Salvajes se han citado unas 160 especies de aves, trece de ellas nidificantes y el resto migratorias, la mayor parte de ellas citadas eb muy pocas ocasiones. También durante las travesías hemos detectado un flujo migratorio de pardela capirotada (Puffinus gravis) entre el norte de la isla de Tenerife y La Palma, que podría tener su momento de mayor abundancia durante la última semana de agosto y el mes de septiembre, hecho hasta el momento poco conocido en las islas Canarias. Lo mismo ocurre con la pardela pichoneta (Puffinus puffinus), de la que a pesar de que existen importantes poblaciones reproductores en Madeira, Azores y en mucha menor medida en Canarias, donde la población puede ser inferior a 500 ejemplares, hemos observado un importante número de indivíduos en vuelo siempre con dirección sur y con un comportamiento típicamente migrador, lo que nos hace suponer que dichos ejemplares deben corresponder a las poblaciones más norteñas, principalmente británicas, que abandonan sus colonias durante la segunda quincena de agosto, algo más tempranas que las macaronésicas, que suelen hacerlo a mediados de septiembre. Además durante las travesías en barco hemos observado y escuchado grupos de zarapito trinador (Numenius phaeopus) en vuelo reclamando durante la noche, ejemplares de falaropo picogrueso (Phalaropus lobatus) y ejemplares solitarios de págalo parasito (Stercorarius parasiticus), págalo grande (S. skua) y págalo pomarino (S. pomarinus).

Los encuentros con cetáceos han sido ocasionales, siendo la especie más frecuente el delfín mular (Tursius truncatus) y en menor medida delfines moteados (Stenella frontalis), listados (Stenella coeruleoalba) y comunes (Delphinus delphis) que en la mayoría de los casos se han observado formado grupos de pequeño tamaño.

Además en una ocasión se avistó un grupo de rorcuales tropicales (Balaenoptera edeni) en aguas cercanas a Salvajes, y grupos de calderones grises (Grampus griseus) y calderones tropicales (Globicephala megarrinchos) al norte de la isla de Tenerife, correspondientes estas dos últimas especies a poblaciones residentes en las aguas de dicha isla. Las observaciones de tortugas marinas se han limitado a tortugas bobas (Caretta caretta) de mediano y gran tamaño a considerable distancia de la costa mientras permanecían respirando en la superficie.

Al desembarcar en tierra en Salvajes, han aparecido correlimos comunes (Calidris alpina), chorlitejos grandes (Charadrius hiaticula), andarríos chicos (Actitis hypoleucos), vuelvepiedras (Arenaria interpres) y zarapitos trinadores (Numenius phaeopus), probablemente desplazados hasta este lugar por tormentas o condiciones meteorológicas adversas. De este modo también han podido llegar mosquiteros musicales (Phylloscopus trochilus), collalbas grises (Oenanthe oenanthe), carriceros comunes (Acrocephalus scirpaceus) y chorlitos carambolos (Charadrius morinelus), todas ellas observadas en la planicies de Salvaje Grande.

Las aguas entre las islas Salvajes y Canarias sin lugar a dudas  son una de las mejores zonas de España y Portugal para la observación de varias especies de cetáceos y aves marinas. La navegación hasta estas islas desiertas es una autentica aventura de marinos, que nos ha permitido disfrutar de la navegación a vela con la ayuda de los vientos alisios y de la autentica oscuridad de la noche con el estrellado cielo en medio del océano. Una serie de viajes que nunca podré olvidar y que me acompañan en mi mochila de experiencias viajeras a destinos naturales.

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O viendo el documental que hemos dirigido Germán Pinelo y yo, titulado «Islas Salvajes, las olvidadas del Atlántico», puedes comprarlo escribiéndome a jramos@birdingcanarias.com

 

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