Hace algunos años en la fiesta de mi pueblo

Hoy no voy a hablar de viajes, aunque algo tiene que ver con el mundo de los viajes, ya que los viajes entre otras cosas me forjaron como persona.

Durante estas fechas, comienzos de septiembre se celebra la fiesta de mi pueblo, Los Silos un pequeño municipio en el noroeste de Tenerife donde vivimos algo menos de cinco mil almas. Aquí es el lugar donde me tocó nacer; y donde en el año 2008 me propusieron ser el pregonero de las fiestas patronales, por haberme implicado en varios proyectos de cierta relevancia para Los Silos en esos tiempos.

Una llamada telefónica del alcalde, D. Santiago Martín, una respuesta de asombro por mi parte, seguida de «no admito un no como respuesta». Un rato de reflexión para superar conflictos morales derivados de mi reciente condición de apóstata, ya que ¿cómo un apóstata podría abrir las fiestas patronales de carácter religioso de un pueblo?… Decisión tomada después de tener claro que me tocó vivir en una sociedad supuestamente laica, posterior confirmación de la financiación de la fiestas por parte de una administración laica y de un amplio programa de actividades populares no religiosas.

Un viaje en solitario sin cámara de fotos de una semana en Cádiz y otra semana en Palencia observando fauna, vida silvestre y el mundo rural, me sirvieron para apuntar diferentes anotaciones sobre las vivencias en mi pueblo para dar forma al pregón que me tocó impartir y que posteriormente terminé de escribir en la isla.

Llegó el día domingo 31 de agosto de 2008, y allí delante de una parte importante de los vecinos de mi pueblo me tocó hablar de lo que significaba para mi vivir en Los Silos, compartir espacio y tiempo con muchos de los presentes y exponer algunas reflexiones sobre las fiestas, la comarca, la vida cultural y el entorno natural que nos rodea. A unos les gustó a otros no. Realmente cuando muestras tu opinión sincera corres el riesgo de convertirte en un villanos para algunos y en un héroe para otros. Así ha sido siempre…

Después de mi han venido otros amigos como pregoneros Abel, Yayo, Iombi, Roberto, Benigno y otros, unos han gustado más, otros menos, pero todos seguro que hemos intentado compartir nuestra experiencia con el resto de vecinos y vivido un momento especial en nuestras vidas.

Después de nueve años y tras escuchar de boca de varios amigos: «tienes que publicar el texto del discursos del pregón»;  hoy me siento con ganas de hacerlo y compartirlo con aquellos que se acercan hasta este blog a leer sobre viajes a destinos naturales.  Aquí por fin tienen el texto del pregón.

 

Foto: Luz Sosa

“Entre laureles y tabaibas, reflexiones entorno a la isla Baja”. PREGÓN FIESTA DE LA LUZ 2008.

Juan José Ramos Melo (naturalista, interpretador del patrimonio y viajero).

Buenas noches,

Señor Alcalde de la Villa de Los Silos, señores concejales, amigos y amigas, vecinos y compañeros.

Es para mi un grato placer el compartir con mi gente de la Isla Baja y más en concreto de mi pueblo de Los Silos, este importante momento en mi vida. Ante todo muchas gracias a todos aquellos que han apostado por mi labor en el campo de la conservación y divulgación de los valores naturales de Canarias, muy especial a aquellos que desde el prisma municipal han creído y apoyado muchas de mis “chaladuras”, entre ellas el proyecto “Esculturas de la Naturaleza”, primer esqueleto de ballena colocado en la provincia.

Al llamarme nuestro alcalde, Santiago Martín, para darme la noticia, con tono chantajesco, me decía: “en la vida de un silense después de ser alcalde los más bonito que te puede pasar es ser el pregonero de las Fiestas”, es por ello que quiero agradecer la invitación y espero estar a la altura de las circunstancias y que sepan disculpar los nervios de este emotivo momento.

Como pueden imaginarse, buena parte de ustedes, no voy a estar hablando aproximadamente veinte minutos sobre temas tan importantes en la vida de Los Silos como son el Club Deportivo Silense, la Coral de Voces Blancas o la Banda de Música Nueva Unión, pues con todos mis respetos nunca he jugado al fútbol, ni cantado, ni tocado ningún instrumento musical. Ni si quiera me voy a parar a hablar de Nuestra Señora de La Luz, ni voy a hacer alusión a acto religioso alguno, ya que no comparto este tipo de rituales, ni creencias.

Quiero que este pregón ante todo sea una reflexión sobre los valores naturales, patrimoniales y culturales de la comarca de la Isla Baja, lugar donde me he criado y crecido hasta esta limitada estatura.

Este último mes tengo que reconocer que ha sido muy difícil para mí, he tenido que pensar, recordar y apuntar buena partes de mis vivencias entorno a este rincón del África geográfica. Muchas veces llegó a mi mente, a modo de relámpago, el recuerdo de un vecino del municipio, del cual desconozco su actual paradero. Todos los nacidos en los años setenta debemos recordar a “Tinito el bibliotecario”, un señor silencioso, cauto y ordenado, que tenia como misión la noble labor de cuidar aquellos magníficos tebeos de Tintín, que cada tarde mi hermano Tote y yo observábamos y releíamos uno a uno. Pues debe ser en estas primeras lecturas donde se forjo el amor que siento en la actualidad por los viajes, la naturaleza y el medio ambiente. Eso si cada tarde una aventura en un país diferente, en el Congo, en el Tibet, el cangrejo de las pinzas doradas, en el país del Oro Negro y una larga lista de lugares para soñar.

Además otra misión que tenía este señor, era la de custodiar aquel misterioso bote de cristal que guardaba una larga serpiente, «La Serpiente de la biblioteca de Los Silos». Seguro que muchos de ustedes la recuerdan ¿No es así?. Fue unos de los principales misterios de mi infancia y tal vez sirvió para despertar mi curiosidad por la naturaleza y la de muchos de nosotros.

Al igual que muchos silenses desde muy joven me sentí atraído por las montañas, las cumbres, los barrancos y el bosques de nuestro pueblo. El hogar de las palomas de la laurisilva, la rabiche y la turque, del esquivo gavilán y de los melódicos petirrojos. Ellos viven en el bosque de la laurisilva, en el Monte del Agua y Pasos, uno de los lugares más bellos de Canarias, lugar de orgullo para nuestra gente. Rincón donde sobreviven especies de animales y plantas exclusivas de Canarias, incluso exclusivas de este espacio de Tenerife.

En el Macizo de Teno desde El Tanque a Buenavista, se conoce alrededor de quince plantas únicas y algo más de una veintena de insectos, algunos de ellos con poblaciones muy localizadas y reducidas. Hay veces que cuando paseamos por nuestra tierra no sabemos realmente el valor que tiene lo que nos rodea.

El Monte del Agua y el macizo de Teno albergan especies únicas en el mundo de plantas, árboles, insectos y otros animales, algunos de ellos prácticamente desconocidos para la ciencia y que no se sabe el secreto que pueden esconder.

Imagínense que dentro de unos años se descubra que en la saliva de un pequeño escarabajo que vive en nuestros bosques, se encuentra una sustancia que nos ayude a luchar contra esa maldita enfermedad llamada cáncer, por este y otros motivos cada vez que desaparece una especie animal o vegetal de nuestro planeta puede que estemos perdiendo además la esperanza de salvar a nuestros seres queridos.

Después de esta reflexión y siguiendo el ejemplo de mis antecesores pregoneros voy a realizar un recorrido histórico, en mi caso por el movimiento ecologista y la lucha por la conservación de la naturaleza en la Isla Baja.

Me voy a ver obligado a remontarme a comienzos del siglo XX . En este municipio ha existido siempre una especial sensibilidad por la naturaleza, si hojeamos algún libro de la historia de Los Silos, como son Los Silos, Apuntes para la Historia de la Villa de Don Carlos Acosta o Los Silos, Ayer del amigo Álvaro Hernández Yanes. Nos encontramos con una singular celebración, La Fiesta del Árbol de 1926. Festejos en los que curiosamente participaron alumnos de las seis escuelas del municipio y en el que se plantaron centenares de árboles.

Los Silos, ha sido un referente a nivel regional en la lucha ecologista por la conservación de la Naturaleza. Desde comienzo de la época posterior a la dictadura franquista, en este rincón surgen movimientos sociales ligados a la conservación y protección de una de las principales joyas de la isla, El Monte del Agua y Pasos. En la mente de algunos gobernantes de comienzo de los años ochenta estaba la construcción de una carretera que pretendía atravesar este bosque de laurisilva canaria, unos de los pocos que se conservan en la actualidad. En esos momentos nace una de los principales colectivos ecologistas y culturales de la isla, la Asociación Cultural Ecologista Pérez Enríquez, colectivo que albergó a algunas de las mentes más destacadas de Los Silos y que lucharon hasta bien entrado los años noventa por la conservación de nuestro patrimonio, destacando el evitar el derribo del Convento de San Sebastian, la campaña Salvar Teno Bajo, con el fin de declararlo Espacio Natural Protegido y desestimar la construcción de un campo de golf y varios hoteles; las acciones en contra de la tala de los Tarajales de la Playa Agua Dulce y las manifestaciones en contra de la construcción del dique de la Playa de La Caleta de Interian y otras muchas que no voy a nombrar.

De mi época en este colectivo guardo un grato recuerdo de tres personas que dedicaron mucho de su tiempo a compartir sus conocimientos con las generaciones más jóvenes, Vicente Lucia Sauquillo, Camary Acosta y Enrique Oñate, este último gran amigo y culpable junto a mi padre, Enrique Ramos, del amor que siento por las aves.

A comienzos de los años noventa surge en el Instituto de Bachillerato Daute – Los Silos, una agrupación de alumnos conocida como GAN Grupo de Amigos de la Naturaleza, que apoyado por profesores como Pedro Morales, director del centro durante varios años y Juan José Alonso, comenzamos a acercarnos al mundo de la conservación de la naturaleza y la biología. Se construyó uno de los más importantes jardines canarios de la isla y se desarrollaron diversas campañas divulgativas entre el resto del alumnado del centro. Hoy en día algunos de esos alumnos son reputados investigadores en el campo de las ciencias biológicas.

En los noventa, tras muchas discusiones entre amigos en la barra de nuestra meca silense – el bar La Bolera – surge la Plataforma ciudadana Isla Baja que la formaban vecinos de los diferentes municipios del noroeste de la isla, jóvenes preocupados por los continuos intentos de deterioro que pretendían políticos asociados a grupos empresariales en este bello rincón de Tenerife. En esa época se realizaron diferentes manifestaciones y acciones de desobediencia civil, panfletadas, pintadas y actos de sabotaje, como “El Dedo de Quique”.

Ya en fechas más recientes se crea Isla Baja Se Mueve colectivo integrado dentro de la Federación Ecologista Ben Magec – Ecologistas en Acción. Su principal fin es participar en acciones globales desde un enfoque local, informar y hacer participe a nuestros vecinos en la toma de decisiones sobre su isla, entre las que destacan la campaña contra el Anillo Insular. Posteriormente tuvo lugar la creación de la alternativa política ecologista Si Se Puede, un partido insular que pretende mostrar una política sostenible y respetuosa con nuestro entorno, y que en las últimas elecciones obtuvo representación en la comarca.

No quiero dejar de nombrar a un claro referente del ecologismo silense, el compañero Damian Méndez “El melón”, por su continua participación y apoyo a la conservación de la naturaleza. Un hombre clave para muchos de nosotros.

Con el fin de cerrar este bloque que he dedicado a la historia del ecologismo en la Isla Baja, quiero recordar esa engañosa campaña de promoción turística de la Isla Baja que desde hace algunos años lleva realizando el Cabildo Insular de Tenerife en colaboración con el consorcio de municipios de la comarca, y que tiene como eslogan “El secreto de Tenerife la Isla Baja”.

El secreto de la Isla Baja NO es construir un puerto deportivo en Garachico con su aneja urbanización de casas de lujo; NO es atravesar El Tanque con una autopista denominada Anillo Insular, NO es un fracasado campo de golf en Buenavista del Norte, ni mucho menos la recuperación con objetivos urbanísticos de la costa de Los Silos. El secreto de la Isla Baja es su gente, la forma de vivir aquí, nuestra cultura, costumbres y tradiciones y por su puesto es el respeto y amor que sentimos por la naturaleza en este rincón de la isla.

No debemos olvidar que cuando pasamos del Guincho hacia Teno el tiempo se para, un segundo dura más, facilitándote ese placer de sentir la vida, que sólo sentimos aquellos que estamos aquí, en la Isla Baja.

Hace unos días hablaba con mi hermana Sandra, que reside en Alemania en la actualidad y me contaba “Cuando viajas y estas muy lejos, aprendes a valorar más a los tuyos, a tu gente y a tu pueblo”. En ocasiones, cuando viajo por África y los niños me miran observando mi pálida piel y los más atrevidos me dicen “Messie uahe dirhan”, recuerdo el día que mi madre Candelí se enfado con nosotros por llegar tarde a comer tras salir del colegio, ese día fue el primer día que vimos un negro en Los Silos, un hombre de color sentado en el quiosco de la plaza y nosotros desde los bancos viendo como se tomaba una cerveza. O esos días que al salir del colegio pasaban las guaguas de turistas y le gritábamos “moni moni” esperando recibir algunas pesetas a cambio o cuando “habanabamos” a los coches de alquiler en la esquina de la plaza. No hace tanto tiempo de eso; África no está tan lejos, no somos tan diferentes. Ya nos lo contaba nuestra querida Malela Ramos, el día que observó algunas de mis fotos colgada en la sala de Arte del Exconvento de San Sebastian tras verse reflejada en una joven niña de ropas rajadas y sucias manos, me dijo: ¡No hace tanto tiempo que éramos así!

Es por ello que los jóvenes debemos y tenemos el derecho, de conocer la historia de nuestro pueblo, nuestra comarca, nuestra cultura; la historia de la lucha por los derechos humanos, laborales y las libertades; la lucha por la conservación de la naturaleza y el medio ambiente.

Los Silos ha sido un referente en este trabajo gracias a la labor del recientemente fallecido Raúl Marco, secretario del Ayuntamiento de Los Silos en la última etapa de su vida. Este Silense nos ayudo a acercarnos y conocer ese oscuro pasado de lucha por las libertades en la que se vieron envueltos muchos de nuestros padres y abuelos. En este pueblo se celebraron las primeras Jornadas de Recuperación de la Memoria Histórica de la isla, homenajeando a vecinos como Felipe “Rabia”, preso político trasladado a realizar trabajos forzados a modo de esclavo en el Sahara y José Gorrín, fallecido tras más de veinte años retenido en campos de concentración franquistas. Estas jornadas despertaron en muchos de nosotros la sana curiosidad de conocer la historia oculta de nuestro pueblo. En mi caso han sido muchas las horas hablando con mis abuelos Máximo Melo y Candelaria Lorenzo (dificultosas por la sordera de mi abuelo). De ellos he conocido historias para no dormir, pero que nunca han servido para despertar odio, ni rencor hacia la otra España. Este camino comenzado junto a Raúl no debemos dejarlo, en 2009 tenemos que celebrar las siguientes jornadas en su memoria y dedicar parte de ellas a conocer la vida de D. Manuel González Abreu, un silense asesinado en un campo de concentración nazi en 1941 tras haber sido entregado por las tropas fascistas españolas.

Ser silense no sólo significa que en tu DNI se lea nacido en Los Silos, es también aquel individuo que llegado de otras regiones del planeta se integra en la sociedad local con el fin de intercambiar sus experiencias y conocimientos en beneficio de una convivencia más armónica. En Los Silos tenemos silences de Alemania, Bélgica, Francia, Cuba, Venezuela, Italia, Marruecos, Inglaterra, Portugal, Suiza, Filipinas y Euskadi, entre otros lugares. A los isleños de todo el mundo siempre nos ha atraído las gentes llegadas con otro acento. Esta gente en muchas ocasiones nos han enriquecido culturalmente, dándonos a conocer costumbres y usos diferentes a los nuestros. Los Silos es rica por eso también.

Bueno, con el objeto de ir terminando quiero lanzar un mensaje a mis gobernantes:

No hay que olvidar que la riqueza o calidad de vida de un pueblo no se mide por el número de Mercedes, BMW o deportivos que hay en sus calles. Se mide por el conocimiento, la cultura y respeto que muestran sus vecinos. Es aquí donde ustedes los gobernantes de mi pueblo y mi comarca tienen que ser diferentes, pues la cultura no se toca sino se siente. N se trata de construir grandes auditorios, estadios deportivos monumentales o imponentes teatros, es más fácil, se trata de escuchar a los vecinos, desde los jóvenes de la esquina de la Plaza a los ancianos de la Casa Verde, y animar a la gente a participar y dar a conocer el trabajo de cada día a los ciudadanos, con transparencia y compromiso social.

Y a modo de chupinazo San ferminero, quiero terminar, diciendo:

¡SILENCES!!!!

¡VIVA LOS SILOS!

¡VIVA LAS FIESTAS DE LA LUZ!

 

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