Sobre el Jable de Famara

A final del pasado año de 2021 fui invitado por la organización de la Muestra Internacional de Cine de Lanzarote a escribir un pequeño texto alusivo al Jable de Famara, uno de los rincones más bellos del archipiélago. Aquí el texto que leí en la presentación de la XI edición de la Muestra de Cine. 

Sobre el jable….

Si en Canarias existe un ecosistema despreciado e incomprendido por los habitantes de estas islas es el jable.

El jable podemos decir que es el desierto canario, un espacio arenoso donde el viento reina modelando su paisaje.

En contra de los que algunos piensan y de lo que nos han contado desde niño, un desierto como el del jable de Fámara es un lugar con vida, es el hogar y refugio de especies de flora y fauna únicas y exclusivas, algunas de ellas con poblaciones muy escasas y amenazadas.

Entre las aulagas que pueblan el jable se contonea con sutil delicadeza la reina de este lugar, la hubara o avutarda; corretean los “engaña muchachos”; canturrean los alcaravanes y revoletean de salado en salado los alcaudones. Todo un elenco de seres alados que dependen de este lugar para sobrevivir.

A la sombra de las estoicas plantas achaparradas que habitan las arenas encontramos toda una legión de seres minúsculo, hormigas, escarabajos, saltamontes, tijeretas y chuchangas que se encargan de mantener vivo el desierto.

El Jable de Famara va más allá de nuestras fronteras y de nuestro tiempo, el jable es un minúsculo trozo de desierto orgánico, formado por el deposito de pequeños trozos de coral, conchas de moluscos y animales que vivieron en estas latitudes durante un periodo antiguo mucho más frio, en periodo glaciar. Hasta aquí han llegado las arenas arrastradas por los vientos del norte. Granos de arenas que viajan de un lugar a otro, buscando dónde descansar en forma de duna. Dunas que son testigo del paso del tiempo. De un tiempo no solo humano sino geológico, miles y miles de años, millones y millones de granos de arena orgánica que dan forma a este maravillo paisaje al pie del majestoso macizo de Famara.

 

 

Las bellas montañas de Famara.

 

Un territorio que ha fascinado a viajeros, naturalistas victorianos y navegantes de las redes que encuentran es este lugar un remanso de paz. La paz que nos da la naturaleza.

Pero esa paz en ocasiones se ve rota, rota y horadada por las palas que destruyen el jable, por los todoterrenos, los quads y las motos de cross que dejan sus huellas en forma de cicatrices, por la basura y escombros que abandonamos al azar, por molinos de vientos, placas solares, urbanizaciones turísticas o carreteras a ningún lugar…

El Jable de Famara es un lugar único e irrepetible y al igual que todos los desiertos canarios merecen nuestros respetos y admiración.

Desde aquí solo puede pedirles que escuchen al jable, mírenlo con cariño, huelan sus esencias, entierren sus manos en su arena y prueben los cultivos que aquí se plantan.

Solo con el corazón y los sentidos podemos entender y valorar este lugar y por supuesto protegerlo y conservado para las generaciones futuras, es nuestra obligación como padres, madres, tíos, tías o abuelos y abuelas de los que vendrán a morara en este lugar.

Buenas noches.

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